miércoles, 2 de octubre de 2024

Cuatro F: II Congreso Internacional de la Comunicación

 Comunicación para la liberación

Breve Reseña (Editado)

Los días 4 y 5 de diciembre de 2023, se desarrolló en la Universidad Internacional de las Comunicaciones (Lauicom) el II Congreso Internacional de la Comunicación. 

Más de 400 delegados nacionales y 92 invitados de Argentina, México, Cuba, Estados Unidos, Inglaterra, España, Rusia, El Salvador, Honduras, Bolivia, Uruguay, Grecia y Chile participaron en rol protagónico en el evento para compartir con las cimarronas y cimarrones sentipensantes de esta universidad la manera de hacer comunicación para la liberación en un país agredido por el imperio estadounidense en su rol de actor principal del modelo civilizatorio occidental decadente.

En el cierre del evento, la rectora de Lauicom fue condecorada con una placa por parte del rector internacional Fernando Buen Abad y luego fueron bautizados los dos primeros números de la revista Toparquía y el primer libro de esta novísima casa de estudios: Contra la Doctrina Monroe: Venezuela toma la palabra escrito por profesoras y profesores de esta alma máter.

¿Cómo diseñar una estrategia comunicacional para convencer a los no convencidos? 

¿Cómo persuadir a los desclasados? 

Fueron dos de las preguntas que el público formuló. 

Simón Rodríguez nos dice que persuadir no es lo mismo que seducir. Para este político caraqueño “el discurso persuasivo tiene una parte de su fuerza en los sentimientos del que oye, y el discurso convincente la tiene toda. 

Nos explica que: “todos saben mandar y exigir  persuadir es un talento  y solo podrá convencer el que encuentre al sujeto dispuesto a convenir en lo que sabe o siente”.

Arguye que “comunicar es hacer común, y común es lo que no pertenece a uno solo, lo que pasa de uno a otro por un medio o de un modo cualquiera. 

Las palabras son medios y las frases son modos de comunicar ideas. Las lenguas no difieren tanto por los medios, cuanto por los modos de comunicar”. 

¿Por qué? nos preguntamos. 

Porque “en realidad, el que discurre no tiene más trabajo que recordar al que oye lo que sabe o lo que siente. 

Es muy difícil persuadir a un pueblo que no entiende el lenguaje social, y sin una iniciativa en la idea de su bienestar ¿cómo se le convencerá?”

Simón Rodríguez, en su rol de comunicador social para la liberación, propone establecer una ruptura epistemológica con la prensa hegemónica, conminándonos a cuestionar radicalmente sus métodos y sus tesis. 

Si no seguimos su ejemplo, la nueva comunicación, la liberadora, la emancipadora, la bolivariana, carecerá de bases propias.

Hoy cuando vivimos inmersos en el mundo de las noticias falsas, de escribir o afirmar con ligereza lo que puede hacer tanto daño a la sociedad, el Libertador nos deja en este documento, poco conocido, un desafío digno de seguir profundizando en la dirección de una ética bolivariana de la comunicación.

El Correo del Orinoco

Hablar de Bolívar y la comunicación como arma de emancipación es hablar del primer periódico patriota creado con inmensas dificultades. 

Bolívar estando en Guayana, escribió un 1ero de septiembre de 1817 a su amigo Fernando Peñalver en Trinidad, para pedir  apoyo a la causa en medio de grandes carencias.

En medio de las mayores dificultades, con la patria hecha añicos y paupérrima a causa de la guerra, el Libertador ve en la imprenta, que era lo más avanzado para el momento en cuanto a medios de comunicación, un instrumento tan útil en la guerra como los pertrechos. 

Ya para ese año la Gazeta de Caracas tenía casi 10 años y los vicios de la mentira se habían hecho costumbre en aquel medio de comunicación. 

Bolívar quiere crear un nuevo y necesario periodismo para ganar antes que todo la batalla de las ideas.

Trasladaron entonces, con sacrificios extremos desde Trinidad, una pesada imprenta movida a brazo que dio a luz la primera edición del Correo del Orinoco un 27 de junio de 1818, con el lema: “Somos libres, escribimos en un país libre y no nos proponemos engañar al público”.

Estaba en juego la salvación de la Tercera República, y el pertrecho del que Bolívar había hablado era un nuevo lenguaje ético y libre que se hizo arma de batalla y se hizo independencia trece meses después en Boyacá en los primeros días de agosto de 1819.

Bolívar echó las bases del nuevo periodismo venezolano libre y ético. Apegado a la verdad, sin la malicia intrínseca de la mentira. 

Esto debería servir de ejemplo para la historia de ayer y de siempre en cualquier hecho comunicacional que se genere en territorio venezolano.

Qué mejor mandamiento que éste hoy, en medio de la selva de mensajes que nos circunda, para descollar como algo nuevo, distinto, humano y apegado al mensaje del moreno de Nazaret: “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (Jn. 8,32).

Simón Rodríguez, en su rol de comunicador social para la liberación, propone establecer una ruptura epistemológica con la prensa hegemónica, conminándonos a cuestionar radicalmente sus métodos y sus tesis. 

Si no seguimos su ejemplo, la nueva comunicación, la liberadora, la emancipadora, la bolivariana, carecerá de bases propias.

 

 

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