¿Sabes quién fue este hombre, cual
era la función que tenía dentro del Imperio Romano como publicano y que
sucedió cuando conoció a Jesús?
Si quieres saber más sobre este
personaje, sigue leyendo este artículo.
Un
publicano era por lo general un judío recaudador de impuestos que
trabajaba para el Imperio Romano. Al pueblo judío no le gustaban los
publicanos porque la gran mayoría eran corruptos y robaban a la gente.
Zaqueo era un judío, jefe de los recaudadores de impuestos y
trabajaba para los romanos. Era rico y odiado por su pueblo, porque les
cobraba impuestos. Es conocido porque al conocer a Jesús, tuvo un
arrepentimiento genuino.
No se sabe nada sobre quién era Zaqueo más allá de lo que se dice de él en el Evangelio de Lucas.
Algunos estudiosos dicen que su nombre parece ser una forma contraída de Zacarías, que significa algo así como «el que recuerda Yahvé«.
Otros, por el contrario, sugieren que el nombre de Zaqueo significa «uno que es justo».
Historia de Zaqueo el publicano
Zaqueo
vivía y trabajaba en el distrito de Jericó. Por esa zona pasaban
importantes rutas comerciales, que también contaban con un palacio
herodiano. De hecho, Herodes Antipas y su hijo Herodes Agripa realizaron importantes obras en esa región.
Según
Flavio Josefo, Jericó era también un importante centro de producción de
palmeras y bálsamos. El ungüento derivado del bálsamo de Jericó era muy
deseado en aquella época.
Todo
esto significa que esa zona era una fuente muy importante de impuestos.
Jericó era una de las tres principales recaudaciones de impuestos en
Palestina, y Zaqueo era uno de los principales responsables de esa
recaudación.
Como ya mencionamos, Zaqueo era un «jefe de publicanos». Esta denominación traduce el griego architelónés,
por lo tanto, Zaqueo tenía bajo su supervisión a algunos recaudadores
encargados de cobrar los impuestos indirectos para el gobierno romano.
Esto significa que Zaqueo era un hombre importante, una persona prominente en su región. Por eso las Sagradas Escrituras completan la información diciendo que Zaqueo era un hombre rico.
¿Cómo fue el encuentro de Zaqueo con Jesús?
Zaqueo
aparece en la Biblia en el evangelio de Lucas y es presentado como
alguien que tenía mucho interés por conocer al Señor Jesús. Cuando Zaqueo se enteró de que Jesús iba a pasar por la ciudad, deseó verlo a toda costa.
Sin
embargo, Zaqueo tenía un problema, y ese problema tenía que ver con su
baja estatura, Zaqueo era un hombre muy pequeño y debido a la gran
multitud, las posibilidades de ver al salvador era muy pocas.
Así que, sin importar su posición social, se subió a un sicómoro para ver pasar a Jesús.
El
encuentro entre Jesús y Zaqueo fue extraordinario, porque a pesar de la
multitud, cuando Jesús se acercó a donde estaba Zaqueo, lo vio y le
dijo inmediatamente: «Zaqueo, baja en seguida. Tengo que quedarme hoy en
tu casa.» (Lucas 19:5).
La Biblia dice que Zaqueo bajó rápidamente y recibió a Jesús con gran gozo y felicidad.
Videohttps://youtu.be/ieAytKiJxvI
Jesús visita a Zaqueo, un hombre odiado por la sociedad
Es
interesante observar que, a pesar del deseo de Zaqueo por ver a Jesús,
parece que se sorprendió de que la iniciativa de su contacto viniera del
propio Señor, y no de él. Esto significa que Zaqueo deseaba verlo, pero
era Jesús quien lo buscaba.
Además, Jesús no pidió
permiso a Zaqueo para quedarse en su casa. Tampoco propuso la
posibilidad de reunirse. Literalmente, el Señor dijo simplemente: «hoy
me quedaré en tu casa».
Ante
la actitud de Jesús, toda la gente comenzó a quejarse. Estaban
indignados porque Jesús había dicho que visitaría la casa de Zaqueo.
Los judíos odiaban a los publicanos.
Consideraban a los recaudadores de impuestos como ladrones,
extorsionadores y traidores. Pero Jesús había prometido quedarse en la
misma casa del jefe de los recaudadores de impuestos. Jesús buscaba a uno de los hombres más odiados de aquella ciudad.
Nota Importante: Es importante destacar que, aunque parecía que Zaqueo era el que iba a buscar al Señor, fue el Señor el que realmente buscó a Zaqueo, como lo dice el apóstol Juan: «Nosotros amamos porque él nos amó primero» (1 Juan 4:19).
Jesús en casa de Zaqueo
En su encuentro con Jesús, Zaqueo demostró realmente la naturaleza de su genuino arrepentimiento.
Este
arrepentimiento no se quedó solo en la teoría, ni se limitó a palabras
vacías. Su arrepentimiento fue notable en todo Jericó, debido a que
regaló la mitad de sus bienes a los pobres en esa misma hora.
Sin
embargo, no se detuvo allí, sino que Zaqueo se comprometió a devolver
el cuádruple de cualquier cantidad que hubiera robado a alguien.
Normalmente la Ley Mosaica exigía que en una restitución se añadiera una quinta parte de la cantidad a devolver como tipo de interés (Levítico 6:1-5; Números 5:7).
Sin embargo, Zaqueo decidió hacer aún más que eso. No ofreció una
quinta parte de aumento en su restitución, sino cuatro veces más.
Considerando
el hecho de que dio la mitad de sus posesiones a los pobres, y declaró
en presencia de todos tan generosa restitución, parece claro que Zaqueo
había sido deshonesto durante toda su vida.
Mucha gente se
esfuerza por demostrar que Zaqueo no era un extorsionador, como si
Cristo no hubiera podido mirar a una persona corrupta. Sin embargo, todo
el contexto de la historia de Zaqueo apunta en otra dirección.
Ese
día, Jesús mostró compasión a alguien que ciertamente no la merecía.
Sí, Jesús entró en una casa en la que nadie más del pueblo quería
entrar.
Zaqueo y su conversión al Señor Jesús
Zaqueo escuchó de Jesús las dulces palabras: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que este también es hijo de Abraham.» (Lucas 19:9). Zaqueo y los demás en ese hogar estaban ante la mayor bendición que podían recibir.
Obviamente, el propósito de Jesús no era decir que el publicano Zaqueo era un descendiente físico del gran patriarca Abraham. Pero al decir que también era hijo de Abraham, Jesús se refería al sentido espiritual.
Ese día Zaqueo se unía por la fe en el Hijo de Dios a la verdadera descendencia de Abraham (Gálatas 3:9,29).
El Señor Jesús fue quien buscó primero a Zaqueo
La
historia de Zaqueo termina con la confirmación por parte de Jesús de
que era Él quien había conocido al jefe de los publicanos, y no al
contrario. Dijo: «Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.» (Lucas 19:10).
Jesús buscó, encontró y salvó a Zaqueo. El Buen Pastor había encontrado una de sus ovejas perdidas (Lucas 15:1-7). Pocos días después, aquel a quien Zaqueo recibió en su casa, derramaría su sangre y daría su vida también por él.